¿A qué nos referimos exactamente cuando hablamos de los «giros» geográficos, ecológicos, etnográficos, históricos, documentales y cosmopolitas en relación con el arte contemporáneo? ¿Hablamos de una «estrategia de lectura»? ¿De un modelo interpretativo, o más bien de una estructura estratigráfica que podría leerse a través de múltiples prácticas culturales? ¿Deseamos leer un sistema a través de otro, para abrirnos a otras formas de ser? ¿O se trata más bien de un movimiento generativo en el que un nuevo horizonte emerge en el proceso, dejando atrás la práctica que fue su punto de partida? La noción de «giro» en lugar de «estilo», «-ismo» o «tendencia» respondería en última instancia a una clara urgencia del mundo global contemporáneo: un movimiento caracterizado por el pluralismo estético, por la simultaneidad de varios modi operandi y por una gran multiplicidad de lenguajes que cambian constantemente de estado a la vez que tienen muchos rasgos en común. Y el «giro» permitiría también, dentro del espacio de lo contemporáneo -del aquí y del ahora-, una gran diversidad de relatos que deberían ser confrontados simultáneamente en una mirada intelectual continua y disyuntiva, esencial para entender el presente como un todo.